viernes, 8 de diciembre de 2006

Atencion y Concentracion en el Futbol

Mejora de la atencion y la concentracion de los jugadores de futbol
La capacidad para controlar los procesos de pensamiento, para concentrarse en una tarea, es considerada por nosotros como una de las claves más importante para lograr una actuación eficaz en el deporte. El control mental es por tanto un factor decisivo en la competición, ya sea esta a nivel de deportes individuales o de equipo, de base o de élite. Creemos que la concentración es uno de los aspectos esenciales para alcanzar el máximo nivel para el que cada deportista esté capacitado. El componente principal de la concentración es la capacidad de focalizar la atención sobre la tarea que se está desarrollando y no distraerse por estímulos internos o externos irrelevantes. Los estímulos externos pueden incluir el abucheo de los espectadores, ese error reciente, las conductas antideportivas por parte de los contrarios, etc. Muchos acontecimientos desencadenarán un cambio cognitivo y emocional en el deportista. Ya que esta interacción se está dando durante todo el tiempo, los entrenadores y psicólogos del deporte deben entrenar a los deportistas en hacer frente a estos eventos bajo situaciones de presión, tal y como es la competición. En un intento de cubrir esas carencias de propuestas prácticas, se aporta esta oferta de juegos y ejercicios (justificados teóricamente) con los que los niveles de atención y concentración de los jugadores se verán mejorados. La atención y concentración. Importancia de la Atención y la Concentración en el fútbol. No cabe duda de que, cuando hablamos de deporte, cada vez se hace más referencia a los factores psicológicos o mentales de los deportistas (también entrenadores, árbitros, etc.). Uno de estos aspectos psicológicos que se mencionan, tal vez de los más referidos, es el de la atención y la concentración. Así, no es de extrañar que se escuche decir al entrenador, en innumerables ocasiones, que le ha faltado concentración al equipo, o entre el público, no resulta extraño oír el grito de que no están atentos a la jugada, incluso es habitual escuchar de los periodistas, cuando narran el partido, la frase ¡qué bien ha visto la jugada! , haciendo referencia a la adecuada atención de un jugador en concreto. Pero, a pesar de la importancia que le damos a la atención y a la concentración, importancia que deducimos del gran número de veces que se utilizan estos términos, resulta también evidente que se le dedica muy poco tiempo a su entrenamiento específico: a)Tal vez porque son habilidades que ya deberían traer los jugadores de su casa; b) porque son habilidades innatas y, por tanto, no se pueden aprender; o c) quizás porque los propios estudiosos de estos temas apenas han abordado el entrenamiento de las habilidades a las que denominamos atención y concentración, y menos aún, en los deportistas. Definición. El término atención procede del latín, como muchos vocablos castellanos, y se refiere a tender hacia, implicando una tendencia o propensión del sujeto a atender (visual, auditivo, táctil, cerebral, etc.) con algo en concreto, sea ese algo muy particular y específico (concentrado en ello) o más amplio o genérico (atento o alerta a lo que ocurre). Parece que hay cierto acuerdo entre los especialistas en la existencia de diferencias individuales en cuanto a las capacidades atencionales (estilos atencionales), aceptándose bases biológicas y genéticas. Pero nosotros apuntamos la más abordable desde la faceta del entrenador; lógicamente nos referimos al factor aprendizaje, que indudablemente media entre una situación de partida y otra en continua progresión. Es ahí donde incidiremos con la planificación y confección de las actividades acordes con nuestra modalidad deportiva (en nuestro caso el fútbol) (Morilla, 1995). El componente principal de la concentración es la capacidad de focalizar la atención sobre la tarea que se está desarrollando y no distraerse por estímulos internos o externos irrelevantes (Schmid y Peper, 1991). Esos estímulos exteriores y no significativos pueden contemplar: las manifestaciones de los espectadores, provocaciones de los adversarios, instrucciones desde banquillo contrario, por ejemplo. Los otros estímulos, los internos, hacen referencia a ese auto-diálogo a veces negativo: "lo mal que me van a salir las cosas", "lo mal que me va a tratar el árbitro", "la sensación de pesadez que tengo en las piernas", " lo rápido que late mi corazón", etc. La concentración es una destreza aprendida, de no reaccionar o de no distraerse ante estímulos irrelevantes. La concentración también significa el estar totalmente aquí y en el ahora, en el presente (Schmid y Peper, 1991). Según lo anteriormente expresado la concentración, al ser una destreza, es susceptible de mejorarse y desarrollarse por la práctica. Será por tanto labor del entrenador enseñar a sus deportistas a disminuir la atención hacia estímulos irrelevantes y/o aumentarla hacia estímulos relevantes de cara al rendimiento. Ejercicios para la mejora de la atención y la concentración. La demanda de atención que se le solicita a un jugador de fútbol es muy alta, y lo que es peor, en muchas programaciones de ejercicios futbolísticos se olvida el trabajar específicamente ese aspecto tan importante como es el de la atención y concentración en el juego (Morilla, 1995). El entrenador debe tener presente que puede entrenarse sistemáticamente al deportista a familiarizarse con aquellos estímulos propios de los partidos y a controlarlos, de tal forma que no supongan estímulos que distraigan la atención ante aquellos otros aspectos más relevantes (Morilla, 1995). En la competición futbolística se dan unas situaciones muy ricas en estímulos. El futbolista intentará en todo caso prestar una atención selectiva a lo importante para él. Así, por ejemplo, prestará gran atención al jugador que se le asignó para su marcaje; éste a su vez representa un conjunto de estímulos en movimiento (color de la camiseta, dorsal, rasgos faciales), aspectos todos que lo diferencian de otros jugadores. Pero de manera simultánea el jugador debe estar atento a los movimientos de sus compañeros (situación de la línea defensiva, posibilidad de coberturas, apoyos al poseedor del balón). E igualmente debe discriminar de entre todos los sonidos, la voz de su entrenador, que en momentos determinados puede lanzar instrucciones técnicas para él. Y por supuesto nunca debe olvidar el estar centrado en quizás el estímulo más importante, el balón (Morilla, 1995). En definitiva, intentar minimizar las novedades del ambiente competitivo para así evitar la reducción de la calidad de la ejecución. Sería por tanto labor del entrenador programar situaciones simuladas de competición en la que practiquen destrezas físicas, apareciendo estímulos externos que son frecuentes en los partidos (Morilla, 1995). En el adiestramiento de habilidades fundamentales para la práctica del fútbol, -a nivel técnico, a nivel táctico o a nivel estratégico,- suelen utilizarse, cada vez más, situaciones cuya semejanza respecto de las competitivas sea máxima. El entrenamiento integral se fundamenta en esta premisa, pretendiendo que los deportistas que aprenden o mejoran alguna destreza en los entrenamientos sufra el menor cambio posible cuando compitan y su rendimiento sea el máximo posible. Si aunamos estas dos ideas (posibilidad de desarrollo de la capacidad atencional y conveniencia de integrar las habilidades a ejecutar en ambientes lo más semejante posible a los de partido), nos surge la necesidad de encontrar “recetas”, herramientas, ejercicios en definitiva, que cumplan estos requisitos. En un intento de cubrir las necesidades surgidas, se aporta esta propuesta, con los que los niveles de atención y concentración de nuestros jugadores se verán beneficiados, y cuya eficacia ha sido contrastada con su uso por los autores de este artículo. Es importante aquí recordar que los frutos de la utilización de estos tipos de ejercicios siguientes ejercicios no se recogerán (como todo en el deporte) a corto plazo. Se aconseja desde aquí una ejecución constante y sistemática de los mismos y su integración dentro de la planificación de la temporada. Ni que decir tiene que la tarea encomendada ha de insertarse en la temporalización general del trabajo, a nivel de macrociclos, evitando así que se constituya en un “bloque específico” o “periodo específico” de entrenamiento atencional. Queremos reconocer, por otra parte, que algunos de estos ejercicios son más o menos conocidos. Aunque parte de los propuestos han sido diseñados a propósito, con el objetivo que se persigue, probablemente otros ya sean conocidos, e incluso algún lector los habrá utilizado en alguna ocasión. Sin embargo, es probable que se haya pasado por alto la carga psicológica de los mismos. Por ello, hemos llevado a cabo una selección de aquellos más relevantes en cuanto al factor atencional y sus implicaciones. En este trabajo, vamos a exponer una serie de ejercicios para fútbol, cuyos objetivos van a ser los siguientes: - Mejorar la capacidad de Atención y Concentración ante estímulos específicos. - Minimizar al máximo la novedad de estímulos novedosos (propios de la competición), facilitando la toma de decisiones. - Desarrollar estrategias personales de Atención y Concentración. - Optimizar la capacidad de atención y concentración con una sobreexigencia atencional y posterior requerimiento de discriminación selectiva. Recomendaciones a la hora de programar los ejercicios y juegos de Atención y Concentración. · Convendría que este tipo de ejercicios fueran introducidos por el entrenador poco a poco y con la progresión lógica. · Hay que dar significado a este tipo de actividad. Explicar a los jugadores el por qué de su planificación. · Para estar atento y concentrado, se requiere cierto grado de frescura. Intentar no programar gran cantidad de ejercicios de este tipo en una misma sesión. · El entrenador debería tener en cuenta el requerimiento físico que demanda algunos ejercicios de este tipo, respetando en todo caso: - Las recuperaciones lógicas entre ejercicios. - La dinámica de las cargas fijadas para la semana de entrenamiento. - El posible agotamiento que pueda suponer la intensidad de la actividad. - Hay que reforzar las conductas adecuadas de los jugadores. - Motivar siempre a los futbolistas: - Mostrándose animoso (eso es contagioso). - Elogiando su actitud. - Señalándoles sus progresos. Posibles variantes para los ejercicios. - Comenzar con ejecuciones tranquilas y posteriormente ir aumentando la velocidad de ejecución - El entrenador puede introducir determinadas consignas que impliquen cierta distracción para los futbolistas. - Esas consignas o instrucciones técnicas o tácticas podrán provenir de lugares cercanos al deportista, pero el entrenador puede optar por ir alejándose paulatinamente a fin de forzarle hacia una orientación selectiva ante los estímulos auditivos (voz del entrenador). - El entrenador podrá proponer en cualquier momento la presencia generalizada de voces, consignas, solicitudes, de los ejecutantes a fin de crear mayor bombardeo de estímulos que provoquen, por otro lado, un mayor esfuerzo por parte de los futbolistas en la focalización de la atención en aquellos aspectos relevantes de su tarea. - En cualquier caso y siempre que el entrenador lo estime oportuno se podrán combinar objetos propuestos (petos, pivotes, pegatinas numeradas) con otros no propuestos (pelota tenis, balón de rugby, etc) a fin de crear ciertos desequilibrios a nivel cognitivo-motor, a los que seguirán intentos de adaptaciones ante estímulos novedosos. - Por último, puede resultar interesante que el entrenador proponga a sus jugadores que éstos aporten posibles variantes a esos ejercicios. Ello dará mayor riqueza y variedad a esas actividades a la vez que brindará a los futbolistas la ocasión de sentirse participes de su entrenamiento.

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